Mujeres en el poder
Como mujer y funcionaria de la Administración del Estado me
parece un tema muy interesante de abordar a la vez que soy consciente de que es
un tema lleno de controversia y quizá por ello me he lanzado también a elegirlo.
Según datos del EIGE, en el año 2023 se ve un descenso de las mujeres que ocupaban los órganos superiores y altos cargos en la AGE con respecto al año anterior, teniendo en cuenta que este dato no refleja los puestos en niveles inferiores en la Administración. Por el contrario, según información consultada también en el EIGE, el porcentaje de mujeres en el conjunto de Consejos de Administración de las empresas que forman parte del Ibex-35 ha subido en relación del año 2023 con los anteriores.
Si hablamos en términos de política, la infografía publicada por el Instituto de las Mujeres de septiembre del 2024 arroja datos muy reveladores. Por ejemplo, en España, la presidencia del gobierno nunca ha sido ocupada por una mujer y el gabinete de presidencia del gobierno solo ha sido una vez dirigido por una mujer y eso ocurrió a finales de los años 70. Si miramos el tema de los parlamentos autonómicos, ninguna mujer ha presidido 8 de las 17 comunidades autónomas ni las 2 ciudades autónomas, aunque sí que se cumple con la ley de paridad. En cuanto a las 8126 alcaldías, no se llega ni al 25% las que están dirigidas por mujeres. Y a nivel internacional, ninguna mujer ha ocupado la representación española en la ONU, la OTAN o la Unión Europea y solo una de cada 4 embajadas está liderada por una mujer.
En mi humilde opinión, la inclusión de mujeres en puestos de
poder podría llevar a nuevos enfoques que pueden ser muy enriquecedores.
Desgraciadamente los estereotipos de sexo y género están ahí, y por lo tanto a
día de hoy, todavía se cree en la idea de que los hombres son más aptos para
liderar y por ello tener puestos de mayor rango. El tema de la conciliación de
la vida personal con el trabajo también influye, ya que las responsabilidades
familiares suelen recaer en mayor medida sobre las mujeres y eso limita también
sus oportunidades de ocupar dichos puestos.
Sería crucial para mejorar esta situación y promover la
equidad en el poder, desarrollar e implementar políticas que ayuden a la
igualdad de género y que apoyen la conciliación laboral y personal tanto de
hombres como de mujeres. El fomento de la capacitación de mujeres en áreas de
liderazgo y toma de decisiones también sería muy beneficioso para la sociedad.
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