Por un empleo más inclusivo
1. Continuamos con el próximo reto, y en mi caso concreto he
decidido elegir una política pública de igualdad centrada en la implementación
de mejoras en el acceso en el empleo público para hacer que el proceso sea más
inclusivo. Por desgracia, hay todavía
trabajos que están más o menos ligados a un género concreto, por ejemplo, los
barrenderos siempre se asocian más al sexo masculino mientras que por el
contrario las limpiadoras son al sexo femenino. Y aunque si bien es verdad que
el género importa, son trabajos que se pueden realizar indistintamente por cualquier
persona. Este tipo de política busca
promover la diversidad y la igualdad de oportunidades en el ámbito laboral de
la administración pública, garantizando que, independientemente de la persona
que se presenten a los procesos públicos de este tipo, la selección se realice con
equidad. Las políticas de igualdad pública deben incorporar una perspectiva de
género que reconozca las diferencias y desigualdades estructurales que
enfrentan las mujeres.
Mi idea de política de igualdad se centraría a nivel estatal,
en la administración pública perteneciente al Estado, que es a la que yo
pertenezco. Yo, trabajo en una oficina, y en mi lugar de trabajo por ejemplo todas
las personas que se encargan de la limpieza del edificio son mujeres. Hay que tener en cuenta que, la
administración pública estatal no es la encargada de realizar el proceso de
selección de las personas a contratar como tal, sino que, se trata de una
empresa externa la que lleva a cabo dichos servicios. A la hora de elegir a la
empresa que realizará dicho servicio deberían exigir una serie de objetivos
igualitarios para su consecución y que no sea el precio de los servicios
prestados lo que determine la empresa escogida.
2. El reclutamiento diversificado es importante para una
sociedad más igualitaria pero también la implementación de procesos de
selección que utilicen algoritmos diseñados para evitar sesgos en el género,
edad y raza, por ejemplo.
La flexibilidad Laboral y los planes de conciliación son otros
puntos muy destacables para el equilibrio de las obligaciones laborales y
personales, lo que es especialmente útil para mujeres que son responsables del
cuidado de la familia en su mayor medida. Añadiendo a estos planes de
conciliación permisos de paternidad y maternidad ampliados, y también programas de
cuidado infantil subsidiado.
Otro recurso a tener en cuenta sería la evaluación y monitorización.
Para ello, sería conveniente establecer sistemas de evaluación continua que
midan el impacto de estas políticas y que incluyan indicadores específicos para
valorar la diversidad y la inclusión en el entorno laboral.
El papel de la mujer en las decisiones relacionadas con las políticas de igualdad pública es fundamental y multifacético. Para que las políticas de igualdad sean efectivas, es crucial que las mujeres participen en el proceso de toma de decisiones. La inclusión de mujeres en posiciones de liderazgo permite que sus perspectivas y necesidades sean consideradas. Esto incluye tener representación en cargos políticos, en consejos y comités donde se discutan y diseñen estas políticas. Desgraciadamente en nuestra actual sociedad esto no ocurre mucho y la mayoría de los cargos con poder recaen sobre los hombres. La presencia activa de mujeres en la política y en la formulación de políticas promueve su empoderamiento. Esto no solo beneficia a las mujeres, sino que también contribuye a la construcción de sociedades más justas y equitativas. Cuando las mujeres están empoderadas, pueden abogar mejor por sus derechos y necesidades. La participación de mujeres en el proceso de creación de políticas asegura que estas diferencias sean entendidas y abordadas de manera adecuada.
Las mujeres no forman un grupo homogéneo; sus experiencias
varían según factores como la raza, clase social, orientación sexual, y más.
Las políticas deben considerar estas interseccionalidades y asegurarse de que
los diversos grupos de mujeres sean representados y atendidos.
En resumen, el papel de la mujer en las decisiones sobre
políticas de igualdad pública es vital para lograr un cambio significativo y
sostenible. La participación activa de las mujeres no solo en la política, sino
también en la sociedad civil, es clave para construir un futuro más equitativo
y justo.
3. En cuanto al impacto que podría tener esta política
pública, podríamos hablar de que esta implementación no solo busca cumplir con
normas y regulaciones relacionadas con la igualdad, sino que también espera
mejorar la moral y la productividad de los empleados, al crear un ambiente
inclusivo y dinámico que refleje la diversidad de la sociedad. A largo plazo,
se espera que estas iniciativas contribuyan a un cambio cultural en la
administración pública, favoreciendo una mayor representación y tomando decisiones
más inclusivas y representativas. Este enfoque innovador hacia la igualdad
pública en la administración es un modelo que puede ser replicado y adaptado en
diferentes contextos y países.
Una vez implementadas, las políticas de igualdad deben ser
evaluadas y monitorizadas para asegurar su efectividad. La participación de
mujeres en estas evaluaciones es esencial para identificar áreas de mejora y
asegurar que las políticas sigan siendo relevantes y eficaces.
Las mujeres en posiciones de liderazgo también desempeñan un
papel importante en la sensibilización y educación sobre temas de género.
Promueven la importancia de las políticas de igualdad y ayudan a cambiar
actitudes y percepciones en la sociedad.
4. Como puntos fuertes, se
podría hablar de la mejora de la equidad que promueve la igualdad de
oportunidades laborales para grupos históricamente marginados, como mujeres,
personas con discapacidad, minorías étnicas y otros. La diversidad en el lugar
de trabajo, fomenta un entorno laboral más heterogéneo, lo que puede llevar a
una mayor creatividad, innovación y una mejor toma de decisiones en las
empresas. Otra fortaleza, podría ser el empoderamiento ya que promueve el sostenimiento
y desarrollo de individuos y comunidades en los que se integran, al permitirles
participar activamente en la economía. Un aumento en la participación laboral
de diversos grupos puede contribuir al crecimiento económico y aumentar la
productividad a nivel nacional.
En cuanto a las debilidades, la resistencia cultural y social
puede dar lugar a actitudes discriminatorias y estigmas sociales que dificultan
su efectividad.
También podría darse el caso de que la implementación fuera ineficaz
y por lo tanto eso llevaría a una mala ejecución de las políticas debido a
falta de recursos, capacitación inadecuada o carencia de compromiso por parte
de las instituciones.
Otro de los puntos menos fuertes, mencionaría la
considerable carga administrativa para las empresas que podría suponer su
disuasión en la participación en las iniciativas de inclusión a la hora de
hacer una selección paritaria.
Para todo ello necesitamos mecanismos de evaluación y
seguimiento, ya que es difícil medir el impacto real de las políticas, y eso podría
llevar, a la perpetuación de programas poco efectivos.
Como conclusión, y para terminar, una política pública de
igualdad basada en el empleo inclusivo puede ser una herramienta valiosa para
promover la igualdad y la justicia social, pero debe ser implementada con un
enfoque integral que considere las distintas barreras que enfrentan los grupos
con desventajas. La colaboración entre gobiernos, empresas y organizaciones de
la sociedad civil es clave para el éxito de estas políticas.
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